"Eso es lo que nos ofrece la literatura: un idioma suficientemente
poderoso para poder contar cómo son las cosas. No es un lugar donde
esconderse. Es un lugar donde encontrar."
JEANETTE WINTERSON
Preparando material de lectura para mis alumnos de inglés avanzados, me encontré con un ensayo de Jeanette Winterson, una escritora nacida en Manchester, Inglaterra, en 1959. En un breve e intenso texto titulado"A Roof of One's Own" ("Un Techo Propio"), reflexiona sobre sus memorias de la infancia para ahondar en su profunda conexión con los libros y su búsqueda identitaria. Y me impresiona encontrarme en su escrito con ideas que me asaltaron al ver este maravilloso cortometraje de animación premiado con el Oscar, The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore, un corto de apenas quince minutos de duración sobre el amor a los libros, creado por William Joyce y Brandon Oldenburg.
La historia arranca con la llegada de un huracán y su protagonista, el tal Mr. Morris Lessmore ("More is less more..."), un escritor y lector apasionado, descubrirá en los libros la mejor forma de salvarse de los vientos que destrozan su pueblo y arrasan hasta con las letras de su propia obra. Como en una mezcla de El mago de Oz, la película Pixar-Disney Up, el cine mudo de Buster Keaton y Harold Lloyd y los desastres del huracán Katrina, la paradójica magia del film mudo y apto para todo público reivindica el poder de la palabra escrita en tiempos en los que los libros como los conocemos parecen estar a punto de convertirse en piezas de museo.
Hay muchas capas de significado en este corto abiertas al público adulto. En mi caso, les debo a los libros mucho más que el saber. Les debo también, como lo simboliza Winterson y como lo deja entrever el corto, mi propio techo, la contención frente al desamparo que me brindó el testimonio de otras almas que pasaron por catástrofes en las que todo parecía perdido y, sin embargo, llega por fin un día en el que se es capaz de abrir los ojos y volver a encontrar un lugar en el mundo del color.
Todo ser humano intenta escribir su propia historia, algunos lo hacen de manera literal, como Mr. Morris Lessmore en el corto. Y todo ser humano debe enfrentarse con vientos endemoniadamente huracanados que parecen capaces de borrar todo lo escrito hasta el momento de su llegada y dejarnos sin más ideas, sin letras ni colores para seguir creando la historia de nuestra propia vida, sin techo. Algunos llaman a esos vendavales crisis vitales. Cuando arrasan, dejan al mundo patas para arriba y a los ojos como nublados, viéndolo todo gris.
Es el momento de enfrentar un duelo por lo que se ha ido para nunca más volver, que es la persona que habíamos sido antes del sacudón, ni más ni menos. Se elabora muy lentamente, ya que se detienen los relojes, y parece que ya no hay inspiración ni brújula que nos guíe al sendero que habíamos andado hasta que azotó el temporal. Es posible que haya que comenzar a andar uno nuevo, pero uno queda tan vacío y aturdido que es arduo dar con él.
Es preciso redescubrirnos, recrearnos, reconectar con nuestra esencia, aunque los sentidos han perdido su agudeza hasta para olerla. Y los libros pueden rescatarnos y guiarnos para empezar a trazar algunas posibles coordenadas en un mapa moribundo como un libro deshojado. Es en la historia de otros sobrevivientes que se han enfrentado a la sombra que emerge del vendaval y han tenido el coraje de dar testimonio de su paso por el abismo, en la palabra vivida y viva legada por ellos, que incluso pueden ya haber partido, donde poco a poco se encuentra un refugio, un techo, se descubre que uno no es el único que ha pasado por allí y que otros han logrado emerger. Y un buen día, quizá cuando se comprende que cielo e infierno, luz y oscuridad, son las dos caras de la moneda que llamamos vida, asaltan las ganas de hacer nuevamente. Logramos ponernos en marcha y se vuelve a sentir la necesidad de continuar escribiendo esa autobiografía que parecía haber quedado trunca, seca. Se vuelve a ver el mundo en colores alguna tarde de otoño. El sentimiento de confusión e incertidumbre permanece, pero ya se lo sabe compartido, se lo ha enfrentado y se le conoce el rostro, se lo puede nombrar y poner en letras sobre papel.
El cortometraje es un homenaje a lo que hacen los libros por nosotros, y nosotros por ellos al leerlos. Como dice Jeanette Winterson en su singular ensayo:
"Muchas veces me he refugiado en los libros. No concibo al arte como un consuelo, sino que lo imagino como un techo sobre mi cabeza. (...)
Libros. Libros escritos o por escribirse. Los de otros y los propios. Los libros son un hogar. No hacen un hogar, son un hogar. (...)
¿Qué cuentan las historias? Que la vida es un viaje a través de un bosque oscuro. Que el alma está en peligro. Que el deber y la pasión destrozan al corazón. Que la belleza es tan buena razón como cualquier otra. Que el entendimiento es único. Que los milagros suceden. (...) Que siempre hay otra oportunidad. Que el amor existe.
Y estas cosas necesitan ser dichas de todas las diferentes formas posibles, de generación en generación, una y otra vez. La conectividad de nuestra historia y de nuestro ADN. Lo que hacemos y lo que somos, ensamblado en el arte. (...)
Nosotros somos el libro viviente."
¡Que disfruten del corto!
La deuda que tenemos con los libros se salda, en parte, leyéndolos y recomendándolos...
ResponderBorrarMe ha gustado mucho tu entrada y solo me resta felicitarte encarecidamente.
Un fuerte abrazo, devoradora...de libros
Gracias, Luis Antonio. Me gustaría tener más tiempo para leer mucho más de lo que en verdad leo. Los libros han sido mis salvavidas, mis brújulas en la noche del alma, mi mejor medicina. Es cierto que siempre tenemos una deuda con ellos.
BorrarUn abrazo y buena semana.
También me gustó el corto, me parece interesante lo que has escrito, comparto el gusto por la lectura aunque últimamente lea con menos entusiasmo, sin embargo la lectura siempre está ahí en tantas formas distintas ayudándonos a pensar, divirtiéndonos o enseñándonos algo nuevo sea fotografía, paisajes, ciencia... el corto se me hizo algo misterioso, creo que es algo menos infantil de lo que parece, y es además una buena mixtura de cine con letras. Un beso.
ResponderBorrarTe agaradezco el aporte, Mario.
BorrarLo del entusiasmo por la lectura es algo que va y viene, lo comparto.
Yo creo que el corto lo pueden ver los niños, pero jamás captarán todo lo que puede llegar a significar para un adulto.
Un beso, Mario,y que tengas una buena semana.
Los libros tienen vida y dan vida... y nosotros somos libros vivientes.
ResponderBorrarCuántas veces encontré respuestas sin buscarlas!,cuántas otras encontré cuando las necesitaba ... Cuántos interrogantes se abrieron, cuantos mundos construí, cuantos abrazos de otros seres transitando la misma experiencia recibí... cuántas lágrimas se secaron pasando hojas, cuántas otras brotaron desde ahí...
Me emocionó la entrada. Me identifiqué con todo lo que escribiste.
Gracias por compartir tus líneas, tu vida.
Beso y abrazo!
Gracias, Lore: Muy buen aporte el de las lágrimas que hacen brotar y secan las hojas de los libros que llegan al alma.
Borrar¡Beso y abrazo!
Los libros me animaron a seguir adelante tantas veces! Los busque en mis peores tiempos, me aferré a ellos me guiaron y me aclararon tantas cosas que viven dentro de mi! Amo los libros y a pesar de mi poco tiempo libre siemrpe estoy curioseando alguno
ResponderBorrarMe encanto el post Fer!
Esa es la idea: como en esta animación, los libros te animan a seguir en la búsqueda.
BorrarGracias por tu testimonio y un beso grande, Ana.
Saludos. Es laprimera vez que visito esta su casa. Muy interesante la reflexión sobre elpoder de la lectura para redescubrirnos. Es cierto,noi solo da un aporte vitamínico y un disfrute. Es que permite ampliar horizontes einvita a pensar.
ResponderBorrarEl corto habla por si mismo. Francamente poético, tierno. Muy lograda esa animalización de los libros, que vuelan como pájaros. Volveré por aquí, un saludo.
Muchísimas gracias por tu visita y por tu comentario, V.
BorrarTe doy la bienvenida a pasarte por aquí y dejar tu huella siempre que gustes.
Un cordial saludo.
He sido un lector apasionado, tenaz, obsesivo… durante la mayor parte de mi vida, y no entiendo ésta sin la realidad de los libros que me han formado. Me gustaría volver a leer como leía a mis quince años. La edad te hace perder frescura lectora, ya todo lo que lees es terreno conocido o uno ya no tiene la pasión necesaria para volver a vivir de nuevo la aventura de lo desconocido y el riesgo de lo que no ha llegado. Esto lo lamento profundamente. La mirada del adulto se hace conservadora y su capacidad lectora va en declive. No obstante, si me volviera a reencarnar me gustaría volver a vivir esa pasión abrasadora por la literatura que sentí durante tantos años.
ResponderBorrarLos tiempos y la energía van menguando con el paso del tiempo. Está la vida, el trabajo, los hijos, la familia, la casa, el periódico... tantas cosas.
BorrarSin embargo, tú te me haces un verdadero libro viviente, Joselu, tal vez por eso la lectura ya no te apasione del mismo modo. ¿Nunca has pensado en escribir uno?
Espero que veas el corto porque creo que te va a gustar.
Un beso y gracias por tu mirada de adulto.
Fer me encanta tu interpretación del corto...es una historia muy bella...aunque ya lo había visto...me he entretenido en tu relato...
ResponderBorrara mi los libros me han salvado de tantas cosas...que no concibo la vida sin ellos...
un abrazo y feliz semana...seguro que tus alumnos estarán encantados con las lecturas que le elijas...
Gracias, Julia. Ojalá a mis alumnos jóvenes les guste este material de lectura y logre sorprenderlos con el corto también. Hoy arranco, así es que estoy con un poco de ansiedad y expectativa, como siempre que comienzo.
ResponderBorrarUn beso.
Precioso tu post, Fer. Pienso en todo lo que pones en él y entiendo el corto mucho mejor. Yo no he escrito ningun libro pero... mi vida está llena de libros de mi vida, de círculos cerrados como cuando pone en un libro The End. Somos verdaderos libros, Fer. Un beso Lola
ResponderBorrarY tu vida se me hace un libro más que interesante y sabroso como el aroma a pan recién horneado, Lola.
BorrarUn beso grande y gracias por pasar por aquí y dejar tu huella.
Esta entrada, querida Fer, es para disfrutarla, no para comentarla. Ya lo has dicho tú todo y lo has dicho tan bien, que sumar palabras solo es redundar.
ResponderBorrarAsí pues solo me queda darte las gracias y decirte que he disfrutado mucho!!
Un beso y feliz tarde de sábado :))
Me alegra mucho que te haya gustado y deseo que hayas disfrutado del corto, si es que aún no le habías visto, Julia.Gracias por regalarme tu visita.
BorrarBesos y feliz resto del sábado ;)!
Fer
Me ha encantado tu entrada, lo que dices de los libros y que seguramente compartimos casi todos los que te leemos y la interpretación que haces del corto, que es estupendo. Un beso
ResponderBorrarMe alegra mucho que te haya gustado, Chari. Eres muy amable de leer y comentar.
BorrarUn beso y buen comienzo de semana ;)!
Fer
Bella entrada Fer, Nos dan vida y les damos vida!!! Una de las mejores cosas de esta vida "Los libros"
ResponderBorrarBesosss mi Fer :))
mafar
Sin duda, amiga!!!
BorrarBesos y muchas gracias!
Fer