"Deberíamos vivir tantas veces
como los árboles que,
como los árboles que,
pasado un año malo
echan nuevas hojas
y vuelven a empezar".
y vuelven a empezar".
Me doy el permiso
de saber amarga,
de andar por la vida
un tanto agitada
así, desbordada,
fuera de mi aguja
de enhebrar palabras,
perdiendo los puntos
en este tejido,
perdiendo la trama
que quedó zurcida
con hilos al alma.
Me doy el permiso,
cedo la premisa,
ya algo más ligera
y desenfadada,
y desenfadada,
como descocida,
luciendo mi facha
de porteña fiera,
siempre con apuro.
En un laberinto
desando madejas:
¡qué cesen la rachas
de marea baja!
de marea baja!
Siento un plenilunio
en las avenidas
de vías cortadas,
de vías cortadas,
de caras vacías,
de manos peladas,
de suelas gastadas,
de agujas torcidas,
de tamangos rotos,
de tamangos rotos,
de hallazgos esquivos,
de esperanzas tibias,
de preguntas vastas
y respuestas cortas.
Un día de estos,
tal vez, quién lo viera,
puede ser mañana,
hago las valijas,
me mando, chiflada,
a esas callejuelas
de sendas grisáceas,
rifo aún más libros,
tiro los trofeos,
rifo aún más libros,
tiro los trofeos,
pongo la luz alta,
me topo, extrañada,
con mi mejor cara.
Me cedo el permiso,
Me cedo el permiso,
lanzo una chapita,
cae boca arriba,
celebro descalza
la angustia desnuda,
la piel sosegada,
la mirada nueva
celebro descalza
la angustia desnuda,
la piel sosegada,
la mirada nueva
sobre el entramado
de un árbol reseco
de un árbol reseco
que tejí inspirada
cuando de mis venas
brotaban madejas
en los años locos,
en las ramas altas,
en las esperanzas
de una vida llena
de raíz profunda,
del agua de savia,
de sangre violácea,
de una vida llena
de raíz profunda,
del agua de savia,
de sangre violácea,
de verdor de trébol,
de espesor certero,
de canción amada,
de piano y guitarra,
de danzante magia.
de canción amada,
de piano y guitarra,
de danzante magia.
Me doy el permiso
de una vida nueva,
tiro las agujas,
abro las ventanas,
entinto mi historia,
¿quemo la nostalgia?
Zarpo a media asta,
gozo el aguacero
que roza lo etéreo,
que brota en las gotas
con sabor a infancia
sobre una cuchara.
Estos derroteros
hoy cruzo callada
escuchando atenta
el rumor fantasma.
Cruzo sin cautela,
salvando distancias,
escuchando atenta
el rumor fantasma.
Cruzo sin cautela,
salvando distancias,
recojo las velas,
aprieto los puños,
sujeto el timón
aprieto los puños,
sujeto el timón
"¡Ah, no, así no!
Llorar es demasiado fácil.
Eso ya lo he hecho yo mil veces
y no sirve de nada.
¡No te pido lágrimas!
¡Lo que quiero son árboles!"
Alejandro Casona
Alejandro Casona
A boca de jarro