miércoles, 24 de junio de 2015

Premura

"Alone", Alexander Shilov, 1980.



       Premura es lo que se le imprime a la fugacidad de eso que se nos diluye y que llamamos Tiempo. Ella se le opone con dureza, y yo mal aprendo, como si me viese reflejada en todos sus espejos sin poder hacer otra cosa desde que tengo memoria. Camina lento y me obliga a que la espere un paso más allá en la vereda que ahora me parece tanto más angosta. No se permite valerse del bastón que necesita en su tenaz y fútil resistencia contra el paso del Tirano. Bien sabe que le queda poco, que entró en la recta final y descendente, y lo anda despacio a tientas y a sabiendas, desafiando con la plena conciencia de la que siempre ha sido dueña a la Naturaleza impiadosa que poco a poco le va paralizando sus afinadas piernas. Hace rato que quedó paralizada su voluntad de ser ella la protagonista de su propia historia y se lo niega, como también se niega, orgullosa, el permiso de apoyarse en mí ahora y usarme de bastón para subir el escalón de entrada a lo que irremediablemente esta odiosa y egoísta Premura del Tiempo nos depara. 

A boca de jarro

martes, 23 de junio de 2015

Presencia

Edna Yel


"Escribo con un cuchillo 
                 erguido en la oscuridad."             
Alejandra Pizarnik


"Muy de vez en cuando sucede que, de aquello que se respira o se expresa, en el vuelo de la hermosura, o lo que cubre una luz, una fulguración de la oscuridad, se desprende algo inefable y esencial, cobra forma en su forma, da un paso, desde el fondo del gesto, de la voz o del silencio, y es como una aparición acompañada, sin la cual nada emerge a la vida verdadera. La percibimos de inmediato, conteniendo el aliento, y la denominamos 

                                  presencia."




"Traducir una presencia", Silvia Baron Supervielle, 
Traducción de E.S. Enac. 
en 
Alejandra Pizarnik, Obras Completas, Poesía y Prosa, 
Ediciones Corregidor, 1990, Buenos Aires.


Palabras (Extracto)

Se espera que la lluvia pase. 
Se espera que los vientos lleguen. 
Se espera. Se dice. 
Por amor al silencio se dicen miserables palabras. 
Un decir forzoso, forzado, un decir sin salida posible, 
por amor al silencio, por amor al lenguaje de los cuerpos. 
Yo hablaba. En mí lenguaje es siempre mi fatiga inexpresable.




Buscar

No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. 
No quiere decir al encuentro de alguien 
sino yacer porque alguien no viene.


  Texto de sombra

                                             
Quiero existir más allá de mi misma: con los aparecidos.
Quiero existir como lo que soy: una idea fija. 
Quiero ladrar, no alabar el silencio del espacio al que nace.


Pequeños poemas en prosa (Extracto)

Enamorada de las palabras que crean noches pequeñas 
en lo increado del día y su vacío feroz.

(Edición propia)



10 Charly Garcia- Chipi-chipi



A boca de jarro

domingo, 21 de junio de 2015

Invictus






Más allá de la noche que me cubre,
oscura cual abismo insondable,
doy gracias mi a dios fuere quien fuere
por mi espíritu siempre inconquistable.


(...)


Ya no importa cuál fuere mi camino
ni cuántas culpas se acumulen a mi paso.
Soy el dueño de mi propio destino.
De mi alma el capitán y único amo.

William Ernest Henley "Invictus", 1875,  Extracto.
(Traducción propia)




A boca de jarro

miércoles, 17 de junio de 2015

En cada solitario instante


Holanda, Leiden"Ciudad-Llave"


Llegué a Borges,
 entré,
cerré con llave,
derribé los muros
 - ¡tantos! -,
con las manos desnudas,  
de rodillas, 
 implorando,
 me encontré
- ¡por fin! -,
 a mí
sola,
agonizando
en cada solitario instante,
en ese laberinto del espejo,
harta ya de Arquetipos y Esplendores,
me llené bien la sangre  
de aquel verdor perdido
perfumadito de eucaliptos
y llegué,
- ¡en buena hora! -,
  justo al lugar que la garganta angosta
cuando el sol se pone arrebolado
 de nubes y de sombras en mi boca.
Desenterré aquel sueño no nombrado,
 a paso firme, 
sí, 
- ¡al fin! -
salí....
Detrás de todos los efímeros reflejos
yo  
 sé por fin 
que este Poeta
 para siempre 
me ha salvado.


Borges, Hôtel des Beaux Arts, París, 1969.



El Ápice



No te habrá de salvar lo que dejaron

Escrito aquellos que tu miedo implora;
No eres los otros y te ves ahora
Centro del laberinto que tramaron

Tus pasos. No te salva la agonía
De Jesús o de Sócrates ni el fuerte
Siddharta de oro que aceptó la muerte
En un jardín, al declinar el día.

Polvo también es la palabra escrita
Por tu mano o el verbo pronunciado
Por tu boca. No hay lástima en el Hado

Y la noche de Dios es infinita.
Tu materia es el tiempo, el incesante
Tiempo. Eres cada solitario instante.


Jorge Luis Borges


A boca de jarro

domingo, 14 de junio de 2015

El laberinto y el espejo





Llego a Borges,
le entro,
derrito el miedo: 
 alegremente me pierdo
en ese laberinto del espejo,
me embriago de Arquetipos y Esplendores,
me lleno los pulmones de eucaliptos,
arribo al otro lado del ocaso,
me encuentro con un sueño sepultado,
le entro...
Detrás de los reflejos
presiento que ese Borges
me ha nombrado.



"En cualquier parte del mundo en que me encuentre cuando siento el olor de los eucaliptos, estoy en Adrogué. Adrogué era eso: un largo laberinto tranquilo de calles arboladas, de verjas y de quintas; un laberinto de vastas noches quietas que mis padres gustaban recorrer. Quintas en las que uno adivinaba la vida detrás de las quintas. De algún modo yo siempre estuve aquí, siempre estoy aquí. Los lugares se llevan, los lugares están en uno. Sigo entre los eucaliptos y en el laberinto, el lugar en que uno puede perderse. Supongo que uno también puede perderse en el Paraíso. Estatuas de tan mal gusto y tan cursis que ya resultaban lindas, una falsa ruina, una cancha de tenis. Y luego, en ese mismo hotel "Las Delicias", un gran salón de espejos. Sin duda me miré en aquellos espejos infinitos. Muchos argumentos, muchas escenas, muchos poemas que he imaginado, nacieron en Adrogué o se sitúan en ella. Siempre que hablo de jardines, siempre que hablo de árboles, estoy en Adrogué; he pensado en esta ciudad, no es necesario que la nombre."

Jorge Luis Borges, 1981



A boca de jarro

viernes, 12 de junio de 2015

Aún tengo la vida

Para vos que la encontraste y la seguiste hasta mí a través del árbol de la Vida...
Fotografía de Robert Capa


EL HERIDO

Para el muro de un hospital de sangre


Por los campos luchados se extienden los heridos.
Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
Y las heridas suenan, igual que caracolas,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
esencia de las olas.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
La bodega del mar, del vino bravo, estalla
allí donde el herido palpitante se anega,
y florece, y se halla.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,
se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
de adelfos florecidos ante la cirugía
de ensangrentadas puertas.



II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

                                                                       Miguel Hernández




SERRAT - PARA LA LIBERTAD - Madrid 1987

A boca de jarro

jueves, 4 de junio de 2015

A mí se me hace



Sir Edward John Poynter, Erato, Musa de la Poesía, 1870


Con el permiso de y para todos los Cervantes, Shakespeare, Borges, Machado, Lorca, Becquer, Neruda, Pedroni, Hernández, Storni, Mistral, Whitman, Shelley, Byron, Rilke, Dickinson, Pizarnik, Benedetti, Pessoa, Rimbaud y una largo etcétera de nombres, con o sin apellido famoso...



A mí se me hace que la Poesía

es lengua viva, sentir impreciso

del que son dueños los poetas muertos,

una mujer desnuda y a lo oscuro,

voz de la muerte, nuestra desdicha fuerte,

la que espera cuando a tu balcón vuelven

las golondrinas a colgar sus nidos,

un año vestido de nueve lunas,

un silencio que me sabrá a ternura,

ese telón que se ansía aunque se tema,

el que, inconsciente de su gloria, el Bardo

enfrenta y vence con sus hidalgos versos

sabiendo, más por hombre que por viejo,

lo que todos sabemos y ocultamos:

de los hermosos el retoño ansiamos

para que su rosal no muera nunca,

pues cuando el tiempo su esplendor marchite

guardará la memoria su heredero.



Poesía es todo cuanto crece

y en su perfección dura un breve instante,

como de la mañana el sol radiante

que, al avanzar la tarde, se oscurece;

cuando hallo que todo se envejece

como flor mañanera rozagante

que pronto se deshoja, agonizante,

y al morir el crepúsculo perece,


entonces sé que queda la Poesía

para llenar el vientre de la angustia,

para darle sentido a la agonía,

para morir creyéndonos eternos,

para palpar el sueño que es la vida,

para no navegar en amor ido,

para gustarte cuando callo, ausente,

para arrancarte el corazón a rimas,

para que ya no insistas, que he salido,

para olvidar el nombre que he perdido.



Quizá sea poesía todavía

el mundo en un teatro convertido,

un Jacques declamando las edades,

dejando el descreimiento suspendido,

avisando en voz alta - "Ladran Sancho",

desarreglando todos tus sentidos

puesto que son orilla de los míos,

transformando tus peldaños en mi muro,

cantándome estos versos a mí misma

para escuchar una voz en mis silencios

y en libertad ignorar un poco menos,

para aprender aquello que se calla,

para ser un cantar solo de hierro,

para fundar de nuevo a Buenos Aires.



A mí se me hace cuento que murió la Poesía:

la juzgo tan eterna como el agua y el aire.

No digamos que agotado su tesoro,

de asuntos falta, enmudeció la lira:

podrá no haber poetas, pero siempre 


habrá Poesía.





A boca de jarro

domingo, 31 de mayo de 2015

Me doy el permiso

Vincent Van Gogh, Trees in the Garden of Saint Paul Hospital



"Deberíamos vivir tantas veces 
como los árboles que, 
pasado un año malo
echan nuevas hojas 
y vuelven a empezar".

José Luis Sampedro



Me doy el permiso



Me doy el permiso 
de saber amarga,
de andar por la vida
un tanto agitada 
así, desbordada, 
fuera de mi aguja
de enhebrar palabras,
perdiendo los puntos 
en este tejido,
perdiendo la trama
 que quedó zurcida
con hilos al alma.

Me doy el permiso,
 cedo la premisa,
ya algo más ligera 
y desenfadada,
como descocida,
luciendo mi facha
de porteña fiera,
siempre con apuro.
En un laberinto
 desando madejas:
 ¡qué cesen la rachas
de marea baja!

 Siento un plenilunio
en las avenidas
de vías cortadas,
de caras vacías,
de manos peladas,
de suelas gastadas,
de agujas torcidas,
de tamangos rotos,
de hallazgos esquivos, 
de esperanzas tibias,
de preguntas vastas
y respuestas cortas.

Un día de estos,
tal vez, quién lo viera,
puede ser mañana,
hago las valijas,
me mando, chiflada,
a esas callejuelas
de sendas grisáceas,
rifo aún más libros,
tiro los trofeos,
pongo la luz alta,
me topo, extrañada,
con mi mejor cara.

Me cedo el permiso,
lanzo una chapita,
cae boca arriba,
celebro descalza
la angustia desnuda,
la piel sosegada,
la mirada nueva
sobre el entramado
de un árbol reseco
que tejí inspirada
cuando de mis venas
brotaban madejas

en los años locos,
en las ramas altas,
en las esperanzas
de una vida llena
de raíz profunda,
del agua de savia,
de sangre violácea,
de verdor de trébol,
de espesor certero,
de canción amada,
de piano y guitarra,
de danzante magia.

Me doy el permiso

de una vida nueva,
tiro las agujas,
abro las ventanas,
entinto mi historia,
¿quemo la nostalgia?
Zarpo a media asta,
gozo el aguacero
que roza lo etéreo,
que brota en las gotas
con sabor a infancia
sobre una cuchara.

Estos derroteros
 hoy cruzo callada
escuchando atenta
el rumor fantasma.
Cruzo sin cautela,
salvando distancias,
recojo las velas,
aprieto los puños,
sujeto el timón
asiendo las olas,
sirenas varadas
y anclas a babor.




"¡Ah, no, así no! 
Llorar es demasiado fácil. 
Eso ya lo he hecho yo mil veces 
y no sirve de nada. 
¡No te pido lágrimas! 
¡Lo que quiero son árboles!"

Alejandro Casona

Vincent Van Gogh, Branches of an Almond Tree in Blossom


A boca de jarro


jueves, 28 de mayo de 2015

Tocando fondo


Edvard Munch, Le jour suivant (1894) 


Tocando Fondo




Silvio Rodriguez


Tocando fondo nací un buen día,
tocando fondo ando todavía.
Menos hermoso que como fuera,
menos odioso que de otra manera.

Me declaro imperfecto
pateando la sombrilla.
Prefiero ser abierto
a pasearme anunciando
que soy la maravilla.

Me publico completo,
me detesto probable.
Si uno no se desnuda
se transfigura en reto
todo lo desnudable.

Tocando fondo, como ir cantando,
es algo hondo, que no anda esperando.
No tocar duro nuestras verdades,
levantando muros, pudre capitales.

Quizás sea inoportuno
o acaso delirante.
Soy de tantas maneras
como gente pretenda
nomás calificarme.

Asumirse los fueros
es no dictaminarse.
Me publico completo,
me espero mejorable
desde mi parlamento
de guitarra sonante.

Tocando fondo nací un buen día,
tocando fondo ando todavía.






A boca de jarro

martes, 26 de mayo de 2015

Femenina y singular


Baruch Vergara, Metarrelatos (2), acrílico sobre lienzo, 2011
ašrê ( אשרי)

Era como llegar a un orgasmo que no alcanzaba con su hombre hacía largo tiempo, el ritual consumatorio de la felicidad posmoderna, femenina y singular: pararse frente al espejo del gimnasio vestida de pende vieja deportiva, con su Gatorade helada y sus pesas apoyadas en el piso, ya lista para largar una sesión más hasta alcanzar la absoluta perfección y brillar por lo único que importa, curvas, firmeza y resistencia, a pesar de haber traspasado la barrera de los cuarenta. Entre una amplia mayoría femenina más joven que ella y el profesor gay de la clase de la noche, cerraba por fin su aburrido día de trabajo en la oficina, y este era el momento más esperado del día. Se posicionaba bien adelante y se miraba el cuerpo semidesnudo cuidadosamente durante el calentamiento, evitando que sus ojos se encontraran con la envidia de todas las que había logrado dejar detrás y observando cuánto le faltaba a sus trabajados rollitos para desaparecer totalmente. Pensaba en la bikini y el verano próximo, así se daba más ganas de empezar a transpirar. La música, estridente y latosa, servía para poner la cabeza en blanco. Después de la clase, la ropa Nike iba al lavarropas, ella, a tomar una larga ducha, luego una buena ensalada con un vaso de agua mineral baja en sodio y un jugo de naranja exprimido con unas gotas de edulcorante despatarrada en el futón del living mientras hacía un poco de zapping por los canales de aire y de cable en busca de programas sobre la farándula. Apagaba, se mandaba a la compu y le daba a Facebook con café descafeinado y galletas de arroz hasta que se le caían los ojos de sueño. Estar agotada a la hora de meterse en la cama en su baby doll de satén era la excusa perfecta para no pensar que no había compartido ni una hora de su día con su hija adolescente, aunque sí había logrado conservar intacta su existencia anorexígena de privaciones y sacrificios en pos de la anhelada y siempre bien preciada belleza de onda que se le hacía lo más cercano a la bienaventuranza que vendía su dios en las publicidades.





A boca de jarro

miércoles, 20 de mayo de 2015

¿Buscadores de la Verdad o Vendedores de Humo?





 Gurdjíeff






"Para poder vivir plenamente,
hay que renacer.
Para renacer, primero hay que morir
y para morir,
primero hay que despertar."


Georges o George Ivánovich Gurdjíeff (Գեորգի Գյուրջիև, Γιώργος Γεωργιάδης, Георгий Иванович Гюрджиев, Gueorgui Ivánovich Giurdzhíyev), (1872 – 1949), fue un maestro místico, escritor y compositor armenio, quien se autodenominaba "un simple Maestro de Danzas". Nacido en la Armenia rusa, Gurdjieff buscó en las fuentes ancestrales las respuestas a las preguntas fundamentales del ser humano. Algunos sostienen que sus planteamientos constituyen un revolucionario cuerpo de ideas acerca de las posibilidades del ser humano en el camino de lo que se ha dado en llamar "evolución consciente". Figura mística y polémica, el "Tigre de Turkestán" dejó un frondoso legado orientado al despertar de las conciencias dormidas, con seguidores y detractores en todo el mundo. 

Cuando los locos años '20 reunían un crisol de personalidades en París, este hombre, con presencia de mago a la vez encantador y bizarro, recorría sus calles con grandes mostachos y cráneo pelado, un sombrero de alas anchas y bastón de oro en la mano, luciendo su figura imponente y enigmática. Sentado en los bohemios cafés parisinos, frente a un cognac o una taza de café, mantenía largas y animadas conversaciones con la gente que podía sostener la potencia de su mirada. Era Gurdjíeff , uno de los maestros espirituales más controvertidos de nuestro tiempo. Muchos lo califican de charlatán. Otros, en cambio, lo ven como un ícono espiritual en un mundo entregado al descreimiento de todo. Gurdjíeff legó al mundo una obra construida por una serie de 5 libros, un ballet, 300 piezas para piano y alrededor de 100 danzas sagradas o "movimientos", pero se lo reconoce fundamentalmente por sus reflexiones aforísticas acerca de la existencia.

II 

Jorge Bucay



"Hayamos sido arrasados o bendecidos,
nunca hay otro remedio que no sea construir
desde y con lo que realmente ha quedado.
Sólo una respuesta obvia aparece en nuestra mente: 
construir con lo que tenemos.
Cada persona 
que ha debido superar momentos 
de hecatombe interna o externa
solamente ha podido rehacerse 
cuando, desde su interior, 
aprendió a confiar 
en los recursos que guardaba."

De este lado del charco y sobre finales del siglo XX se vio brillar la figura de Jorge Bucay (Buenos Aires, 30 de octubre de 1949), psicodramaturgo, terapeuta gestáltico y escritor argentino. Nació en el barrio de Floresta, en la ciudad de Buenos Aires. Se graduó como profesor en 1973, en la Universidad de Buenos Aires, empezando su especialización en enfermedades mentales en el servicio de Interconsulta del Hospital Pirovano de Buenos Aires y en la Clínica Santa Mónica del partido bonaerense de Vicente López y completando su formación como terapeuta en Chile y en Estados Unidos. Las obras de Jorge Bucay se han convertido en best sellers en Argentina, España así también como en Venezuela, México, Uruguay, Costa Rica. Además, han sido traducidas a una veintena de idiomas. Algunas de las más relevantes son Cartas para Claudia, Déjame que te cuente, Cuentos para pensar, Amarse con los ojos abiertos y la novela El candidato, premiada en Torrevieja en el 2006. Bucay, asimismo, ha escrito una serie de libros que él denomina “Hojas de ruta”: El camino de la autodependencia, El camino del encuentro, El camino de las lágrimas y El camino de la felicidad. 

El valor de la obra literaria de Bucay es un tema discutido. Algunos críticos consideran al autor como mediocre y elemental. Otros sintetizan el estilo de Bucay remarcando su lenguaje coloquial, comprensible y ligero, que intentaría llevar al lector a encontrar respuestas sobre el comportamiento y el razonamiento humano y ampliar los "horizontes del pensamiento" para lograr entender mejor la vida misma, cambiar la apreciación de las cosas y, en consecuencia, ir modificando su propia vida para lograr vivir en paz y con felicidad.


Tras publicar su libro Shimriti en 2003, Bucay fue acusado de plagio diciéndose que este contenía unas 60 páginas copiadas casi textualmente de la obra La sabiduría recobrada de la española Mónica Cavallé, publicada en 2002. Según el propio autor, el asunto sería un error involuntario por el cual se incluyeron textos de la autora española sin la correspondiente mención de su fuente. Además, Bucay asegura que no se trata de 60 páginas sino de 7 párrafos, proponiendo como prueba los propios textos. Por pedido del propio autor, en la re-edición de Shimriti se citó la obra de Mónica Cavallé correctamente. Hasta el día de hoy Bucay sostiene que la repercusión mediática que tuvo el caso es sólo una campaña de desprestigio. Mónica Cavallé afirmó que el autor argentino se disculpó con ella y que desistió de iniciar acciones judiciales.

Buscadores de la Verdad, maestros espirituales, guías en el camino evolutivo de la consciencia y el alma humanas, iluminados, o Vendedores de Humo, charlatanes profesionales, asidores de entradores refritos de ideas filosóficas, psicológicas y pseudo religiosas ajenas, avivados que comercian con nuestra perenne necesidad de transcendencia y hallazgo de sentido de la vida, lo cierto es que la humanidad líquida de nuestros tiempos, que ha caído en un profundo descreimiento de las religiones tradicionales y ha declarado muerto a Dios, tiende a adorar a estos gurús del pensamiento y los ha colocado en el altar de los grandes.




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