jueves, 3 de noviembre de 2011

Los desafinados también tenemos corazón

 
Si dices que desafino, amor mío
Que sepas que eso en mí provoca un dolor inmenso
Sólo los privilegiados tienen un oído igual al tuyo
Yo poseo apenas el que Dios me dio

Si insistes en clasificar
Mi comportamiento de anti-musical
Yo mismo, mintiendo, debo argumentar
Que esto es bossa nova, esto es muy natural...


  Es más que natural desafinar a esta altura del año. Esto es la bossa nova de la vida en la urbe hirviente...

  El síndrome de fin de año llega inexorablemente todos los años a esta altura, y nos encuentra cansados, ojerosos, somnolientos, pasados de rosca, ávidos de unas vacaciones, que se fantasean en los colectivos calientes, humeantes y rechinantes que aceleran sobre el asfalto brillante. Todo para luego entrar en las desaceleración de dos meses de parate estival en los que se vacía la ciudad.

 Desafinamos...

  Los grandes entramos irremediablemente en el frenesí de la carrera contra reloj, de las entregas pendientes, las liquidaciones, las reuniones de fin de año, porque aunque no te hayas visto en todo el año:

Che, antes de fin de año nos tenemos que juntar a comer, ¿no?

  Vienen los excesos, las trasnochadas, la agenda que explota de cosas por hacer antes del 31 de diciembre, esas que prolijamente escribimos en una lista el 1ero de enero y que hay que cancelar. Pero el mundo, para bien y para mal, siempre continúa el 1ero de enero.

  Los jóvenes están con sus fiestas de egresados en días de semana, celebrando un hecho que aún no se ha consumado, haciendo maratones de horas sin dormir, yendo a las fiestas para salir de allí y asistir a sus últimas clases, rendir sus exámenes finales... 

  ¡No hay cuerpo, joven ni no tan joven, que aguante!  

   Y desafinamos.

  Desafinamos en el trato con los demás, en la polución sonora que causamos con las reuniones en la calle a horas en las que quienes viven frente al simpático local gastronómico que pone mesas en el frescor de la vereda nocturna tienen que dormir para no desafinar al día siguiente.  

  Desafinamos en los estruendosos fuegos artificiales que ya se han comenzado a explotar por las callles, los bocinazos enloquecidos de quienes comenzamos a correr para intentar estar en todas partes, las comilonas, el alcohol, los regalos, el estrés.  

  Desafinamos.

  El día sigue teniendo 24 horas. Y amanece más temprano en el hemisferio sur: olvidamos que no por mucho madrugar...
  Escuchá esta canción: hay que desafinar afinadamente para cantarla bien. Así es la vida, "meu amor". 

  Desafinamos para percibir  la armonía del remanso añorado. Por estos días, se me da por escuchar música de Brasil. Y fantaseo que estoy en una "praia", "na beira do mar", caminando bajo el sol, y que me tiendo en la arena y me basta con un "milho cozido"... Tal vez una "caipirinha" a la caída del sol. Unas buenas vacaciones. Aunque seríamos insolventes en el exterior: hay restricciones para comprar los dólares que hacen falta para viajar. Y ni hablar de los pesos que hay que ahorrar para irse con toda la familia a una playa de Brasil. 

  Definitivamente debería ir sola.



  ¿La costa argentina?: ¡carísima! Aprovechando que la Patagonia está enterrada bajo un espeso manto de ceniza y piedra volcánica, los precios se van a ir a las nubes en la costa Atlántica. Mejor seguir soñando despierta al ritmo de esta canción...



  Tendremos que aprender a desafinar estoicamente, como los bellos griegos, como los portentosos personajes de la tragedia Shakesperiana. Y a emerger hidalgos del entripado, sin huir como cobardes para agudizar la falta en un letal intento por redimirla.

  Me gusta esta voz, esta presencia de una MUJER en escena, me gusta Gal Costa.

  La bossa nova,  la cadencia que susurra que ningún error es tan grave, que no hay por qué dramatizar, que está llegando el fin de año, el verano, y así y todo, el mundo seguirá desafinando el 1ero de enero en nuestra voz.

¡Permítaseme desafinar en paz!

Joao Gilberto – Desafinado

Se você disser que eu desafino, amor
Saiba que isso em mim provoca imensa dor
Só privilegiados tem ouvido igual ao seu
Eu possuo apenas o que Deus me deu

Se você insiste em classificar
Meu comportamento de antimusical
Eu, mesmo mentindo devo argumentar
Que isso é bossa nova, que isso é muito natural
O que você não sabe, nem sequer pressente

É que os desafinados também tem coração
Fotografei você na minha Rolleiflex Revelou-se a sua enorme ingratidão
Só não poderá falar assim do meu amor

Este é o maior que você pode encontrar, viu!
Você com a sua música esqueceu o principal
Que no peito dos desafinados,
No fundo do peito, bate calado...
No peito dos desafinados 
¡Também bate um coração!

Es que los desafinados también tienen un corazón.
Tú con tu música olvidaste lo principal
Que en el pecho de los desafinados
En lo hondo del pecho, late callado...
Que en el pecho de los desafinados
¡También late un corazón!

Desafinado - Gal Costa :http://youtu.be/JMbCeM0Ro1A


 A boca de jarro

martes, 1 de noviembre de 2011

El Dios que no nos prohibe soñar


  El domingo por la mañana  me desperté con el timbre que anunciaba la llegada de los diarios del domingo, los únicos que leo en la semana, por falta de tiempo y para ahorrar en amargura. Con la perspectiva de un domingo sin tener la obligación de ir a votar ya sabiendo de antemano el resultado, me apoltroné cómodamente a ver cuáles eran las noticias acerca de la profundización del modelo. Y me encontré, como tantos otros millones de argentinos, con la noticia de las trabas previstas en el inicio del control de la venta de dólares a los ciudadanos argentinos. De eso es de lo que se ha hablado desde el anuncio dominical hasta la fecha en todas partes por aquí. No es realmente una noticia novedosa: esta película ya la hemos visto y no trae ningún viento de cambio. 

  Decidí saltearme entonces la sección política y económica del diario Clarín, y me fui directo a la sección de Opinión, a la que aportan columnistas invitados o se incluyen artículos que le abren la ventana al mundo, un mundo bastante convulsionado por la crisis económica. La economía nos importa cuando nos toca el bolsillo. Y los bolsillos han sido agujereados escandalosamente por los banqueros del mundo. Esto tampoco es novedad, y no hay Cristo que lo arregle, me temo.



  Y con el Jesús en la boca, me topé con un artículo del escritor y ex-sacerdote español Juan Arias, a quien nunca antes había leído, tomado del periódico El País, titulado:


                      "¿Se vive mejor sin creer en Dios? Depende, señores.

  El autor nos interpela:"¿Se es más feliz sin Dios?" Y contesta de inmediato: "Depende, señores.", obviando incluirme en la respuesta como buen ex-sacerdote, y relativizando, para luego argumentar:

"Difícil sentirse libres y realizados con el Dios al que aman y adoran los dictadores (...) ; difícil con el Dios absolutista incompatible con la democracia o con el Dios que recela la sexualidad. Es difícil que las personas, jóvenes o adultas, no lleven dentro de sí la sombra del Dios castrador, aquel que en el colegio de religiosas la madre superiora había escrito en los retretes de las alumnas: "Dios está mirando".

  Aquí sí me siento aludida. Las monjas a las que mis padres encomendaron mi instrucción de buena fe me deseducaron en materia religiosa lastimosamente, llenándome de miedo de un Dios a quien debíamos temer, y de culpa por estar hechas de barro, por ser la descendencia de Eva, mujer malvada que dio a probar la manzana a un Adán un tanto bonachón y tibio. Esas monjas se encargaron de machacar sobre la idea de que el demonio estaba al acecho, y de que terminaríamos en el infierno si continuábamos concurriendo a la discoteca ubicada a dos cuadras del colegio, que nos tentaba y nos podía todos los fines de semana a varias, entre quienes me cuento como tal vez la más asidua concurrente.

  Y lo más triste es que siguen en los mismo, y mis hijos vienen a casa con los mismos cuentos, para ser educados por una madre que tuvo que desaprender tantas cosas, y leer a George Orwell para ver claramente que no había mucha diferencia entre la ficción distópica de 1984, donde nada escapa a los ojos de Gran Hermano, y esa versión ficticia que se empeñan en transmitir acerca de la divinidad en pleno siglo XXI, en un mundo en el que el Papa anuncia que hay un eclipse de Dios y entramos en pánico por las predicciones mayas que anuncian el final de los tiempos para el 2012



  Juan Arias me dice lo que he tenido que develar de adulta, ya alejada de las monjas y de la discoteca:

"El Dios del miedo es el Dios que no merece existir (...), no tiene nada de divino. (...) Jesús nunca impuso miedos a los que lo seguían. Se los quitaba. Él los tuvo también. Tuvo miedo de morir, sudó sangre ante la inminencia de su muerte, pidió explicaciones a Dios de por qué dejaba que lo mataran si era inocente. Y de él tuvieron miedo los hipócritas y los poderosos, nunca los arrinconados o indignados.
Aquel profeta tenía sólo un pecado: no creía en el sufrimiento ni en el dolor ni en la muerte como armas de redención. No soportaba ver sufrir a nadie. No le gustaban los muertos y los resucitaba. (...)
Y no fue un profeta fácil: exigió, con naturalidad, algo que nos parece locura: devolver bien por mal."


                                       
  Ésta es la divinidad en la que creo, a quien le agradezco por los tesoros que me ha dado la libertad de poseer, que no cotizan el la bolsa, a quien encomiendo mis miserias, mis tribulaciones, mis hijos, nuestro porvenir y el del mundo.Tuve que crecer y enfrentarme al monstruo del miedo para finalmente lograr desandar el camino de inverosímiles creencias con las que habían intentado espantarme, para razonar y sentir, más allá de donde llega a asistirnos la razón, que el infierno no existe, que la divinidad es gozo, alegría, felicidad, y no pena, dolor y sufrimiento, y mucho menos miedo. El miedo es el monstruo que se devora todo atisbo de amor, y al que es necesario enfrentar desde la luz para incinerar las tinieblas de un infierno inventado. Es un Dios que nos da plena libertad de elegir: elegir entre ser crueles, vengativos, belicosos y explotadores, o generosos, agradecidos, altruistas y pacíficos. En la elección se juega el vivir en el cielo o en el infierno en este mundo, y esa es una elección personal, que se hace minuto a minuto, lejos de los templos, con o sin un crucifijo colgando del cuello, habiendo leído los libros sagrados o con absoluta ignorancia de ellos.


  La divinidad se sienta a la mesa de los pobres, de los oprimidos, de los indignados, de las putas, de los puros de corazón, de los torcidos y los descarriados que han errado el camino para su propio mal, para vivir inmersos en la infelicidad y hacer del mundo un lugar poco vivible. Y se conmisera de todos. La divinidad se tiende en el lecho de los enfermos y de los moribundos, acaricia la cabeza de los afligidos, los discriminados y los pobres de espíritu, da de comer al hambriento y de beber a quien tiene sed de justicia.

   Y este señor que iluminó mi domingo con su lucidez concluye:

"Pero ese ¿no será más bien el Dios de nuestros sueños? Se viviría mejor con el Dios que no nos prohibiese soñar. ¿Existe?"

A boca de jarro

domingo, 30 de octubre de 2011

No me vengan con Halloween

    
  Halloween... Noche de Brujas... y con mayúscula... 
 ¿Fiesta? ¿Qué celebramos? 
 ¿Quién la importó?  ¿A quién le importa?

 Disculpen, una vez más puede que sea políticamente incorrecta: ¡me vienen con que a los chicos les gusta!

¿De qué chicos me hablan? ¿A qué niño sano le pueden gustar las brujas, los monstruos y las monstruosidades, la sangre y la muerte? Porque de eso se trata Halloween. ¿Pero alguien piensa en qué estamos celebrando cuando sale a comprar la calabaza con una calavera tallada, el más espantoso disfraz o la más horripilante careta que logrará que nuestros niños rían de miedo, pasen noches de sueño entrecortado y tengan horrendas pesadillas?

La palabra "Halloween" deriva de: "All Hallow´s Eve" es decir, "Sagrada víspera de la celebración del Día de los Muertos o del Día de Todos los Santos", pero es una celebración que se nos ha filtrado desde una cultura foránea, y que en verdad fue "cristianizada", ya que en sus orígenes, se trataba de una festividad celta.

En sus comienzos, según me han contado, se trataba de un culto a los muertos entendidos de manera muy diferente a como los concebimos hoy en día  por aquí. Los celtas, un pueblo bárbaro, y sus sacerdotes, los druidas, creían en algo así como las almas en pena, los muertos vivos, muertos que regresaban a sus hogares la noche anterior al comienzo del otoño de su calendario, en busca de alimento. Supongo que tiene que ver con la escasez típica de las estaciones frías, de allí la presencia del símbolo de la calabaza que se le agregó en Norteamérica. Es, pues, como una especie de "festín de los muertos hambrientos": y de llenarles la panza, ya que "Hay que pasar el invierno"...

La calabaza perforada e iluminada por dentro que se sumó a la tradición una vez que los ingleses llegaron con ella a Estados Unidos, y que parece tan simpática, representa la cabeza de Stingy Jack, un tal Jack el avaro, un granjero legendario que mentía a sus conocidos, y un buen día no tuvo mejor idea que invitar al diablo a su casa para mentirle a él también. Y como no pudo con la astucia del malvado, quedó convertido en el mismísimo demonio, el pobre Jack-o'-lantern,  como se lo conoce hoy por hoy:  linda historia para contarles a los niños antes de ir a dormir, ¿verdad?

Al ser cristianizada, se dió que coincidió cronológica pero no lógicamente con la celebración del culto católico del Día de Todos los Santos y Difuntos.

Nunca terminé de entender bien esta historia que me han contado y he leído varias veces. Pero siempre me deja ese gusto a cosa pagana y remixada, y sobre todo, totalmente ajena a nuestra identidad cultural.

Creo que deberíamos dejar a los muertos descansar en paz, o celebrar, si en eso creemos, que están vivos en algún lugar mejor que éste, al que no regresan más que en nuestros recuerdos, y muchas veces en nuestro deseo. Recuerdo que ellos solían ir al cementerio a visitar a sus muertos para esta fecha. Caerían muertos si nos vieran disfrazados de lo que nos debemos disfrazar para "celebrar"...

Así que disculpen: yo hoy no celebro. Y no me disfrazo. Peco de amarga. Paso. No me toquen el timbre, no compré caramelos para regalar, y mis hijos se están yendo a dormir para ir al colegio tempranito mañana. Quiero que mi hija menor tenga dulce sueños, no pesadillas a causa de un festejo que no comprende y que ni siquiera le puedo explicar. De hecho, ha estado ausente a las "fiestas" a las que se la ha invitado: insisto, nada que festejar.

A boca de jarro.

sábado, 29 de octubre de 2011

Caminante: ¿hay camino?

Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)
de Antonio Machado.
 Una de estas noches, como confesé en alguna parte, me encontré con mi soledad trasnochada e insomne para hacerme esas preguntas recurrentes de difícil y cambiante respuesta, para esa autoevaluación crónica de mi paso por la vida y de la huella que va marcando...

                                    ¿Dónde voy? ¿Cuál es el camino correcto? 

                                                       
No es fácil sentir que el rumbo que elegiste hace un tiempo, o ayer mismo, en tu reacción frente a lo que te sucedió con alguien, o en tu falta de reacción, que bien podría haber sido un buen portazo para no volver más a esa senda, tan contundente como la bofetada que se recibió y dolió, es el rumbo que tu corazón desea seguir, el rumbo que alguna vez ese mismo corazón, más joven , menos cansado, más limpio y puro, había soñado para tus pasos. 

Hay tantas razones que nos fuerzan a seguir caminando con los pies cansados por las mismas sendas marcadas, a seguir poniendo la otra mejilla, como lo graficó mi hija, que desde la conección límpida con los deseos de su corazón de niña, me dio consejo, al ver mi cara desencajada por la tristeza, la desorientación y la falta de sueño. Y ella aún camina tomada de mi mano...

¿Seguir respondiendo como autómata a la premisa: más vale malo conocido... ?  

                                              ¿Hasta cuándo? ¿A qué precio?

Una noche trasnochada e insomne, y pasó otra vez, y ya van tantas...

Elevar la mirada al cielo para encontrar nada más que nubarrones de una lluvia que no limpia, que no despeja el horizone. Ni siquiera las estrellas para dibujar un recorrido hacia algún destino menos incierto.

Volver a aquella página marcada a fuego en el ojo de mi mente para no encontrar más que un puñado de palabras. Sentir que ya no sirven las recetas, ni las bellas frases, y no tener ganas de errar, estando anclada ya a lo que  se presiente como la mitad de la vida.


Por la noche mirarás las estrellas. La mía es demasiado pequeña para que te muestre dónde se encuentra. Es mejor así. Mi estrella será para ti una de las tantas estrellas. Entonces, te gustará mirar a todas las estrellas. Todas serán tus amigas. Y además voy a hacerte un regalo...

[...]

- La gente tiene estrellas que no son las mismas. Para quienes viajan, las estrellas son guías. Para otros no son más que pequeñas luces. Para otros que son sabios, ellas son problemas. Para mi hombre de negocios significaban oro. Pero todas esas estrellas son mudas. Tú tendrás estrellas como no tiene nadie...


                                           
- Cuando mires el cielo por la noche, dado que yo estaré en una de ellas, dado que yo reiré en una de ellas, entonces será para ti como si rieran todas las estrellas. Tú tendrás estrellas que saben reír !

- Y cuando te hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido. Serás siempre mi amigo. Tendrás ganas de reír conmigo. Y abrirás de vez en cuando tu ventana, así, por placer... Y tus amigos se sorprenderán de verte reír al mirar el cielo. Entonces les dirás: "Sí, las estrellas siempre me hacen reír !"
                             Extracto de"El Principito"de Antoine de Saint-Exupéry
         
En noches como estas, dudo de la existencia de una estrella para tomar como guía, siento que son todas mudas...

¿Qué camino tomar que me conduzca a la verdadera plenitud, que intuyo, pero nunca realmente saboreo? ¿O será simplemente un espejismo? ¿Un oasis en el paso por el desierto que tantas veces transitamos en nuestro cansado peregrinar?

 ¿Qué hacer: seguir por esta senda o emprender un camino desconocido que no sé a dónde conduce,  y tomarlo apenas con la ilusión de que sea lo bueno por conocer



    Si no le hago lugar a lo bueno por conocer, despejando el panorama de lo  malo conocido
 ¿cambiará algo, aparte de mi mirada, que intento enmendar?

¿Cómo soltar amarras de eso que no me hace vibrar, y que incluso a veces me hiere y me desgasta, pero me brinda algo que sigo necesitando, aunque no sólo de pan me alimento?

  Caminante: ¿hay camino?

        ¿O es acaso un permenente estado de peregrinaje
 presintiendo una meta que nunca se logra divisar con claridad?

 "Golpe a golpe,
   verso a verso..."


A boca de jarro

miércoles, 26 de octubre de 2011

Reeditada y dedicada: Crónica de oportunidades para educar desperdiciadas según una mamá que sigue a Punset y a Robinson




Reedito y dedico esta entrada del 16 de septiembre por varias razones, a saber:

1. La maestra de mi hija menor volvió a asignar el mismo texto sobre satélites artificiales a una niña de ocho años  "para leer y comprender en casa"...

2. María, que lleva adelante un hermoso y multitudinario blog, Mi pluma de cristal, y me honra como seguidora, escribió una entrada en el blog del peregrino Senovilla, de quien espero una visita, que resuena con esta mía, aunque el paradigma educativo sea otro. A ella se la dedico, resonando a viva voz con su reflexión.

3. Se la dedico a un colega, el profesor de secundario Joselu, que ayer me hizo sentir, aquí mismo y en su propio blog, que llevar la autoría de un blog y pensar juntos sobre lo que hacemos en el aula y en nuestros espacios en la web vale la pena, tanto en el acuerdo como en el disenso.

Aquí va de nuevo:



 Escribe Elsa Punset en el blog de Eduard Punset esta semana, y yo pienso, con todo respeto, "chocolate por la noticia", aunque parece que muchos docentes no se enteraron todavía:

"Este artículo me ha recordado una anécdota que me contaban hace unos días: un prestigioso diplomático finlandés, al que le preguntaron durante una cena cómo había llegado a ejercer su profesión, contestaba: “Quería ser maestro, pero no logré superar los exámenes de entrada y terminé siendo diplomático.”
Cada día disponemos de más datos concretos y medibles acerca del papel crucial de los factores ambientales en nuestras vidas, más allá incluso de nuestras circunstancias y de nuestra genética. Uno de los elementos claves en los primeros años de vida de las personas es sin duda la figura del profesor, como vuelve a poner de manifiesto este reciente estudio de la Universidad de Florida, que afirma que una labor docente deficiente debilita una buena disposición genética y cultural del alumno, y al revés.

Claro que la importancia del impacto del entorno en el desarrollo de las personas resulta intuitivamente evidente: de hecho casi todos recordamos, con agradecimiento o con dolor, algún profesor de nuestra infancia que dejó una huella inesperada, para bien o para mal. Pero celebro que estemos empezando a desarrollar formas concretas de medir y de reconocer en su justa medida el impacto incuestionable de la labor del profesor en el aula, no solo en lo académico, sino también en el desarrollo social y emocional del niño.
La aplicación rigurosa de estos conocimientos en la formación y en la labor docente implicará un cambio fundamental y trascendente en la vida de nuestros niños y jóvenes. Será uno de los cambios más esperados y también más necesarios si queremos lograr una sociedad justa, que reconozca y fomente no solo el bienestar físico, sino también la salud social y emocional de sus ciudadanos."

  Y el artículo al que se refiere apareció en el periódico El País, y abre así:


HABILIDAD LECTORA

Un mal profesor puede menoscabar los 'genes inteligentes' del alumno

  • El potencial de un niño para la lectura se desarrolla si su maestro es de 'calidad'
  • También influyen otros factores como los compañeros de clase o los recursos disponibles

PATRICIA MATEY
MADRID.- Los 'genes de la inteligencia' no sirven para mucho si el alumno se topa con un mal profesor. Así lo acaba de poner en evidencia un grupo de psicólogos estadounidenses tras llevar a cabo un estudio con gemelos.
De hecho, su directora, Jeanette Taylor, de la Universidad de Florida (Estados Unidos), ha reconocido a ELMUNDO.es que "los genes son importantes para explicar las diferencias en los logros de los alumnos con lectura, pero también lo es la enseñanza eficaz".(...)

  Y hasta sugiere que los niños que no están guiados por docentes competentes y fracasan escolarmente, específicamente en su competencia lectora, pueden llegar a delinquir. Yo ya reflexioné sobre esta cuestión, tocando de oído afinado por el sentido común cuando fue lo de la masacre en Río de Janeiro. Así que no me sorprende este hallazgo, lamentablemente. Me gustaría leer buenas noticias sobre educación en los medios gráficos, y sobre todo, verlas en las carpetas de mis hijos. Bueno, al menos, en el blog de Eduard Punset, una autoridad en estos y otros temas de divulgación científica, Paula García-Borreguero escribió el 8 de septiembre en la sección de apoyo psicológico un artículo titulado "Pasar de buen a mal estudiante al llegar a la universidad", en el que me alienta diciendo:


"... aunque a priori podría parecer que elementos, tales como las bajas expectativas de la familia hacia la escuela, los ambientes poco escolarizados, la falta de apoyo total a sus hijos, etc. podrían influir negativamente, parece ser que no son limitantes, ni impiden que los jóvenes se planteen altas expectativas educativas."  

  Y en mi casa tenemos expectativas altas con respecto a la escuela de nuestros hijos (¿Serán demasiado altas por defecto profesional? Bueno, cuando hablo con papás no docentes, estamos de acuerdo en nuestros desacuerdos con la escuela..)y hay mucho apoyo, así que tal vez tengan buenas chances en la universidad, pero está todavía muy lejos ese universo, y habrá que ver si eligen ir a la universidad o no: lo decidirán ellos.
  Pero todos los días, al ver lo pobreza metódologica en las prácticas a las que se los expone a mis dos hijos, uno en la escuela primaria y otro en la secundaria, me entristezco, aunque confío en que, gracias a lo que les damos en casa, no lleguen a delinquir nunca. No obstante, soy plenamente consciente de que al no hacerlos sentirse valiosos, importantes, únicos y capaces en la escuela, al no ayudarlos a usar sus buenos genes de manera eficaz, sus autoestimas se ven menoscabadas, y si no les damos mucho apoyo, aliento y afirmación positiva en casa, sus respectivos futuros en la escuela y en el mundo peligran, siendo éste último bastante poco predecible por nosotros como padres y ciudadanos del mismo inclusive.
  Es increíble, pero esta semana no quería reincidir en la crítica. Quería darme un respiro. No quería que otra vez me hirviera el agua para el mate. Pero las tardes de tarea me superan, me ofuscan, por la inutilidad y la preciosa oportunidad de enseñar y educar que se pierden los docentes en la escuela, y que transfieren a casa, donde hay muchas ganas de educarlos, pero también está la pila del planchado, de los trabajos de mis alumnos esperando ser corregidos, las compras diarias, la cena que preparar y el contacto humano necesario con la familia y con ellos, nuestros hijos, para también orientarlos en el espectro social que les abre el mundo escolar, que es muy importante, y que educa casi tanto o más que los contenidos académicos para la vida adulta, y que también se deja librado al azar en la escuela.
  Así que, cuando hierve el agua, no te sale bueno el mate... saco fotos ante la falta de un scanner doméstico ("¿No tenés scanner?", me preguntaron la otra vez en el trabajo... "No. ¡Soy docente! Gracias que tengo compu con impresora con cartuchos que ahora tengo que reponer. ¿Viste lo que cuestan?" Sin comentarios...), recabo evidencias, y pienso en publicar. Pienso en los riesgos que corro: ¿qué pasa si las maestras o profesoras de mis hijos lo leen? No tengo nada personal contra ellas, al contrario: somos del mismo palo, jugamos para el mismo equipo y pateamos para el mismo arco, quiero creer, y están a cargo de mis hijos por horas cada día de cada semana de cada mes del año escolar. Y sé positivamente que no cambio la realidad así, pero necesito pensarla en vos alta para digerirla. Y encima, me encuentro con esta gente que estudia, investiga y escribe echándole leña a mi fuego, y es más fuerte que yo... ¿Lograremos ese cambio que tantas voces pensantes piden de mil maneras diversas? ¿Qué será de mis hijos, del mundo, si estos cambios no llegan?  No implica mucha cosa, creo yo, simplemente, aplicar el sentido común, no escaparse de la responsabilidad que nos compete como educadores de educar, dejar de mirar para otro lado y de cantar "Estoy vencida porque el mundo mi hizo así, no puedo cambiar"...
  En fin, aquí va la evidencia...
*Ejemplos de oportunidades de educar desperdiciadas:
Tercer grado de la escuela primaria, miércoles 14 de septiembre, tarea para el hogar:
Lectura asignada para la tarea número 1):
Tomado de Caramelos de Coco y Dulce 3, Estación Mandioca.
*Ejemplo 1: Desarrollo de la actividad en casa para tercer grado de la escuela primaria (15:30 a 16:45 horas, con sueño de habernos levantado 6:30 a.m y haber ido a la escuela con la primera orina del día, como vamos a hacernos un análisis completo ...)
Mamá: "Bueno, tenemos que leer este texto... a ver... de satélites, mm..., y elegir tres oraciones para copiar y después subrayar los verbos... uf... ¡qué oraciones largas! ..."
Hija: "¿Qué son satélites?"
Mamá: "¿Cómo, no lo hablaron en el cole?"
Hija: "No... ¿Y cómo es que flota esta cosa en el espacio? ¿Cómo es que no se cae, má?"
Mamá: "Orbitan."
Hija: "¿Qué es "orbitar"?
Mamá: "Uf... eso es bien difícil de explicar y de entender... mejor copiemos, pero son todas largas..."
Hija: "Y por qué dice lo que dice Buzz Light Year en el título... qué tiene que ver él con esto? ¿Qué "sibgnifica" "orbitar", má? ¿Qué son los asteroides? ¿Y las galaxias?"
Mamá: "Mirá, hija. Después te explico, es todo muy difícil, eso se llama astronomía, es el estudio del universo, del espacio exterior, ahora tenemos que hacer ésto de lengua porque después tenés que ir a inglés y faltan las cuentitas..."
Hija: "¿Astronomía? ¿Espacio exterior? ¿Universo? Ah, má: para inglés tengo que pegar las tarjetitas en cartulina de color y recortarlas. ¿Me puedo ir a jugar a la terraza, má? Hay mucho sol. Voy a ver si salió la tortuga y vuelvo, ¿dale?"
Mamá: "Bueno, un ratito, llevale lechuga por las dudas. Yo voy a ver qué oraciones son las más cortas y tienen verbos... Y mientras voy a buscar la cartulina. No le abras a nadie."
  Mamá se acuerda también, camino a la librería, de que tiene que llevar esta órden de un médico a su prepaga para hacerla autorizar. Hoy no podrá ser, cierra a las seis: no dan los tiempos. Y no puedo preguntar por teléfono si hace falta autorizar esta práctica, porque el doctor escribe de tal modo que mamá no logra descifrar lo que dice la orden:

 Pero en el cole, a mi hija de ocho años le hicieron prometer que iba a hacer linda letra...

*Ejemplo 2: Desarrollo de la actividad en casa para primer año de la escuela secundaria, miércoles 7 de septiembre, 17:00 horas, después de que mi hijo de trece llegó de Informática a contraturno, tarea de Lengua y Literatura para el hogar:

Tomado de Lengua y Literatura 1, Prácticas del Lenguaje, de Kapeluz norma.

Mamá: "¿Qué tenés de tarea, hijo?"
Hijo: "Un cuadro comparativo de los personajes de las novelas detectivescas anglosajonas. ¿Vos sabés algo de eso?"
Mamá: "Y como saber, algo sé... estudié literatura anglosajona cuatro años en el profesorado... no leí todo, pero me doy bastante idea. ¿Querés que te ayude? ¡A mí me encanta!"
Hijo: "Bueno, dale. Hay que hacerlo en computadora."
Mamá: "¿Por qué?"
Hijo: "Porque sí, má. Todo hay que hacerlo en computadora ahora. Además voy a tener que googlear todo."
Mamá: "(No sé para qué insisten tanto con lo de la linda letra en primario, entonces, si todo se hace en computadora...) ¿Cómo? ¿No leyeron ninguna historia de Sherlock Holmes o de Edgar Allan Poe?"
Hijo: "¿De quién? Ah... no. Nada más hay que investigar sobre los personajes... en Wiki, má... el nombre, la nacionalidad, a qué clase social pertenecen, y todo eso..."
Mamá:" ¿Y no van a leer ninguna historia de detectives?"
Hijo: "No, má. Nada más el cuadro... No nos pidió leer."
  Mamá termina frustrada después de una hora de intentar ayudar a surfear en Internet, copiar y pegar. Me encantaría haber aprendido a surfear en el mar y haber leído un poco menos, digo, para estar a tono con los tiempos que corren. ¡Cuántas cosas se están perdiendo de hacer y de aprender en la escuela estos chicos!  Y yo, ¿cómo hago con todo?, ¡que es tanto! En fin, menos mal que están los Punset y los Robinson para hacerme compañía en mi sentir... aunque a planchar y a corregir y a cocinar y a limpiar no me van a ayudar... Voy a seguir alimentando a la tortuga... tal vez mis nietos vean, vivan y disfruten el cambio si crecen despacito o viven tan largo como la tortuga. Y si no le creen a una mamá profesora, vean este video de Ken Robinson, sobre quien el otro día le preguntaron qué opinión le merecía a un docente que conozco buscando un puesto de trabajo mejor en una entrevista laboral, como si importara qué pensamos los docentes argentinos de este genio británico desde el remoto paradigma de la escolaridad nuestra de cada día y un poco más allá, o más acá, en casa...


Ken Robinson: cambiando paradigmas en la educación

A boca de jarro                

martes, 25 de octubre de 2011

Más de “Palabras a mí mismo” de Hugh Prather

                  
  Voy terminando la lectura de esta pequeña gran obra de arte que he ido saboreando, paladeándola como a una buena copa de un buen Shiraz-Tannat argentino, así de simple, económico y gustoso. Sé que he de volver a este bello libro, lleno de reflexiones honestas, profundas y reveladoras, como vuelvo a otros que me me habitan, y al releerlos, me nutren desde lugares nuevos y frescos en el constante y cambiante devenir de mi paso por la vida.



  Me ha gustado muchísimo el cierre dirigido a mí, "Al lector", por su circularidad, la de la vida misma, y por lo que me deja a mí para seguir aportando desde lo que el autor me ha dado:

"Me divertí muchísimo escribiendo este libro, pero
ahora siento algunas limitaciones y quiero que
... mis notas a veces suenan a axiomas. Y esto no me gusta.
No recuerdo haber leído o escuchado ni una sola verdad que después
resultara ser imperecederera. ¿Por qué entonces podría YO enunciar una?

  Pues muy cierto, muy respetuoso de tu parte, Hugh Prather, autocuestionarte en la validez de tus maravillosas reflexiones, genuino producto del trabajo y el crecimiento personal. Lo mismo puedo decir YO, de lo que aquí pienso en voz alta y vuelco en reflexiones personalísimas. Te agradezco.

  "Algunas reflexiones se me vienen a la cabeza de vez en cuando, y
algunas, que en comienzo tenían poco significado, han aflorado más tarde con fuerza increíble,
pero no hay ninguna que haya retenido 
para mí un valor constante."

"Lo que veo en mi vida es una capacidad de darme cuenta cada vez más 
profunda y que me une a medida que se adentra hacia el núcleo de mi persona. Mi capacidad de
darme cuenta se profundiza y mi conducta (que en este libro he llamado "elecciones")
se hace más positiva."

"Un ejemplo de ello es que hablo de aceptar 
mis sentimientos buenos y de no condenar los negativos, pero ahora me estoy preguntando si
acaso los sentimientos negativos no serán tan 
valiosos como los sentimientos positivos....

Ahora veo nueva utilidad en sentimientos tales como la pena, las preocupaciones, las dudas y el sufrimiento. En  este libro hablo a veces de cómo el aburrimiento
me ha motivado a veces hacia la creatividad.
Acabo de descubrir que el cansancio puede ser
una sensación deliciosa."


  Yo, como este maravilloso e inspirador autor, he comenzado a escribir por aburrimiento, por pena, por sufrimiento, y así, como él, noto con alegría que:

    "mi categoría de sentimientos negativos se ha estado contrayendo."

"A medida que escribo estoy en un estado 
de aprender, de llegar a ser, de llegar a un lugar, y
no en estado de saber y de haber llegado."


¿Qué otra cosa puede darle sentido y sabor a tanta búsqueda?
                                                            ¡Gracias, Hugh Prather! 








 A boca de jarro.

domingo, 23 de octubre de 2011

Elegir, elegido, electo

QUINO
 Mi amiga blogger Mica me inspiró, y la circunstancia me embargó. Me guste o no, hoy también, como todos los días: "Yo soy yo y mis circunstancias", como diría José Ortega y Gasset. Alguna vez también supo decir:  

"Lo que hace magníficos a los pueblos no es principalmente
la altura de sus hombres grandes, 
sino la de sus innumerables mediocres."

Al gran Quino argentino, ¡salud!

  
  ¿Qué significa "elegir"? A ver...
Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

elegir

  1. verbo transitivo. Escoger, seleccionar: Elige, ¿cara o cruz?
  2. Nombrar por elección a alguien: Ha sido elegida por mayoría absoluta.
    Irregular. Tiene doble pasado participio: uno regular, elegido, y otro irregular, electo.
http://www.wordreference.com/definicion/elegir

Seguiremos andando...


  Veamos ahora algunas citas inspiradoras sobre hacer elecciones. Creo que hoy todas vienen bien. Después de haber hecho una elección, no está de más detenerse a reflexionar:

 
"No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros."
Paulo Coelho (1947-?) Escritor brasileño.

"Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección."
William James (1842-1910) Psicólogo y filósofo estadounidense.

"Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón."
Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.

"En un bosque se bifurcaron dos caminos, y yo... yo tomé el menos transitado. Esto marcó toda la diferencia."
Robert Lee Frost (1874-1963) Poeta estadounidense.

"Entre dos males no elijas ninguno."
C. Spurgeon

"No hay mejor medida de lo que una persona es que lo que hace cuando tiene completa libertad de elegir."
William M. Bulger (1934-?) Político estadounidense.

"El que elige mal para sí, elige mal para el prójimo."
Pierre Corneille (1606-1684) Poeta y dramaturgo francés.
http://www.proverbia.net/citastema.asp?tematica=171

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