"How can I help it? How can I help but see what is in front of my eyes? Two and two are four." "Sometimes, Winston. Sometimes they are five. Sometimes they are three. Sometimes they are all of them at once. You must try harder. It is not easy to become sane.” ― George Orwell, 1984
“Reality exists in the human mind, and nowhere else.” ― George Orwell, 1984
“Doublethink means the power of holding two contradictory beliefs in one's mind simultaneously, and accepting both of them.” ― George Orwell, 1984
Todos sentados con la boca oculta detrás de nuestros barbijos, como ovejas con bozal de un rebaño sin pastor, sin cura, sin vacuna y sin destino. Algunos miramos por la ventana al Buenos Aires devenido en páramo, una triste sombra del querido que ha sido. Otros no sacan sus ojos de la pantalla adictiva de sus celulares, en busca de otra app para obtener el permiso que tenemos que tener para que se nos permita transitar el territorio en el que hemos nacido, y al cual, aún sin libertad, seguimos edificando, intentando sanar, educar, aprender, vender - pese a todo y mal que les pese -, día a día, a fuerza de trabajo honrado, forzado, mal pagado, y se me hace que hay que sacar permiso hasta para pensar, para ponerlo en términos borgianos. Muchas veces este vagón de tren se me hace, en verdad, orwelliano, y "me percibo" Winston, encerrado en el cuartucho 101 bajo las luces del torturador que desde la app de mi celular - que, bajo esta luz porteña de hoy, me obnubila -, me pregunta por mi género, cuando Gran Hermano predica que eso es mera percepción: ¡menuda contradicción! Entonces viajo atrás en el tiempo, pero voy más allá de 1984, porque este cuento no me lo contaron: lo viví yo acá mismo, y es una película de terror que se repite en la pantalla a pesar de que no todas las ovejas de la granja se percatan ni se rebelan, una pesadilla recurrente que me despierta de madrugada, empapada de sangre, sudor y lágrimas.
En eso siento un vibrar de cuerdas tenue en mis oídos, levanto los ojos de mi celu, y me encuentro con los ojos de un artista de las cuerdas, con su mirada cansada, herida, y con su violín al hombro y un carrito donde carga con su amplificador y su netbook, plateada y baqueteada, con las pistas preparadas. Viste de gris, y grises son las ojeras que se asoman por sobre su barbijo gris, que denotan una pena, la ruidosa desazón del estigma que reclama ser tocado y sanado de alguna que otra manera. Todo en él exuda la cristiana tristeza del estigma. Saluda, y nadie mira, nadie escucha. Quito mis auriculares de las orejas - que me auxilian a la hora de evadirme de los riesgos que estoy corriendo al usar transporte público en la tierra de los permisos digitales para obnubiladas ovejas acorraladas por siniestros empleados del Ministerio del Nosepuede que esperan en los andenes para llevarnos al matadero cuando nos cazan con el permiso del voto sin el permiso de subir al tren.
Clavo la vista en las clavijas del terciopelo del instrumento, que él afina con destreza y dedos finos y largos, como sacados de una pintura de un Modigliani, pancita cervecera, pelo revuelto y uñas largas pero limpitas, como nos han enseñado en casa a tantos. Presenta su próxima pieza. Aún me quedan dos estaciones para llegar a destino. Deseo ferviente de no llegar nunca, de escucharla toda, entera. Y se abre, estalla, majestuosa, en el vagón adormilado e indiferente del ferrocarril Mitre rumbo a Retiro, "Seminare", y se recrea toda mi adolescencia, aquel grito de rebeldía ante una dictadura que ha vuelto a perpetrarse en esta tierra, de donde, ahora, son mis hijos quienes quieren irse. ¡Qué gran tristeza me embarga! Cuánto resueno con esta melodía cuya letra casi ya he olvidado de tanto seminario andado en tristezas, decepciones y fracasos. Me pongo de pie, manoteo un veinte todo arrugado, descolorido, devaluado, tal como el arte que encarnamos. Se lo pongo en su bolsito gris y le digo:
- Me alegraste el viaje... El día, la vida entera, te diría.
Palpa mi alma por mis gustos musicales. Le doy la misma respuesta que al de la guitarra de la otra vez, respuesta ensayada, por no pecar de demasiado entusiasta, de desubicada, siempre temiendo ser mal leída por loca, por puta, pero me lo llevaría a casa, sí, claro, yo lo adoptaría, para calmar esta sed de maternar arte, esta abstinencia feroz de museos y de libertad de movimiento que me quema como el sol de este mediodía. Y no puedo evitar la intrusión del pensamiento en medio de la emoción que me embarga y que me pone en deuda con mi fe: nuestros pastores deberían adoptar a las ovejas descarriadas en lugar de dar sermones desde sus altares blanqueados en sus huérfanos templos abarrotados de arte y tantas veces cerrados bajo candado tras negras rejas.
- Me va casi todo de lo bueno. Pero me puede Sting.
Se abren las puertas en el vagón del Mitre. Tengo que dar el paso para irme al trabajo y dejar a mi arte afuera, porque el arte no es trabajo, tal como nos han enseñado.
Camino bajo el sol del mediodía en la ciudad de la furia. Arranca el tren. Y reverberan en el andén semi desierto los acordes de "Shape of my heart". Alguna vez yo la traduje, ahora que pienso, pero casi ni me acuerdo. Y se me hace que la escucho en la versión que yo traduje, cantada en español por una bella voz, no la que encontré en YouTube, precisamente, en ese tren que jamás me llega, pero en este viaje acompañada por la ejecución perfecta del violinista del Mitre.
“You think because he doesn't love you that you are worthless. You think that because he doesn't want you anymore that he is right - that his judgement and opinion of you are correct. If he throws you out, then you are garbage. You think he belongs to you because you want to belong to him. Don't. It's a bad word, 'belong.' Especially when you put it with somebody you love. Love shouldn't be like that. Did you ever see the way the clouds love a mountain? They circle all around it; sometimes you can't even see the mountain for the clouds. But you know what? You go up top and what do you see? His head. The clouds never cover the head. His head pokes through, beacuse the clouds let him; they don't wrap him up. They let him keep his head up high, free, with nothing to hide him or bind him. You can't own a human being. You can't lose what you don't own. Suppose you did own him. Could you really love somebody who was absolutely nobody without you? You really want somebody like that? Somebody who falls apart when you walk out the door? You don't, do you? And neither does he. You're turning over your whole life to him. Your whole life, girl. And if it means so little to you that you can just give it away, hand it to him, then why should it mean any more to him? He can't value you more than you value yourself.”
esta bella poesía hecha canción y oración de Sting,
mi artista favorito.
Se la dedico a mi madre
en el día en el que, finalmente,
me despido de sus cenizas,
aunque no de su nombre,
porque será el mío para siempre
y cada vez que lo invoque.
María Fernanda Paz Terenti
Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu nombre invoco Siempre que tu rostro evoco En cada pedazo de pan que como En cada dulce sorbo de vino que tomo Siempre que me embarga tu recuerdo Siempre que se arregla algo roto Siempre que dudo de vernos de nuevo
Siempre que por fin me recuesto Siempre que pongo mi mente en reposo Siempre que algo me hiere y lloro Siempre que, insomne, te lloro Siempre que me arrodillo y oro Siempre que quiero encontrar el modo Es tu nombre al que invoco
Siempre que la luna se oculta tras nubarrones oscuros Siempre que el mundo se me hace extraño Sé que es tiempo de que cambie algo
Siempre que tu nombre invoco (Siempre que tu nombre invoco) Es así como te rezo De dicha inusitada me colmo Siempre que al fin me recuesto Siempre que intento dar paz a mis pensamientos Siempre que me siento herido y lloro Siempre que, insomne, te lloro Siempre que caigo abatido Mas allá de aquello en lo que ya no creo
Siempre que tu nombre invoco Siempre que tu nombre en voz alta invoco Es así como te rezo
Siempre que el mundo me amarga Siempre que una lágrima se me escapa Siempre que la tele me enfurece Siempre que el miedo me estremece Siempre que el cielo anuncia tormenta Siempre que pierdo mi razón de vida Siempre que dudo de verte de nuevo
Siempre que el sol no asoma en mi cielo Siempre que cae un tremendo aguacero Siempre que pierdo aquello que creía propio Siempre que de dolor cierro mis ojos Siempre que me arrodillo en oración Siempre que quiero encontrar el modo Es tu nombre al que invoco
Siempre que me angustia el ocaso Siempre que me sé vulnerable y pequeñ@ Siempre que siento que podría morir hoy mismo Siempre que mis lágrimas reprimo
Siempre que tu nombre invoco Siempre que tu rostro evoco Siempre que tu nombre invoco Es así como rezo
Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu rostro evoco
En cada pedazo de pan que como En cada dulce sorbo de vino que tomo Siempre que al fin me recuesto Siempre que pongo mi mente en reposo Siempre que me siento herido y lloro
Siempre que, insomne, te lloro,
Siempre que caigo abatido Mas allá de aquello en lo que ya no creo
Siempre que tu nombre invoco No importa cuánto tiempo demore
Algún día nos reencontraremos Siempre que invoco tu nombre Que nadie jamás se equivoque
"Por cada muro un lamento En Jerusalén la dorada Y mil vidas malgastadas Por cada mandamiento Yo soy polvo de tu viento Y aunque sangro de tu herida Y cada piedra querida Guarda mi amor más profundo No hay una piedra en el mundo Que valga lo que una vida
Yo soy un moro judío Que vive con los cristianos No sé que dios es el mío Ni cuales son mis hermanos
No hay muerto que no me duela No hay un bando ganador No hay nada más que dolor Y otra vida que se vuela La guerra es muy mala escuela No importa el disfraz que viste Perdonen que no me aliste Bajo ninguna bandera Vale más cualquier quimera Que un trozo de tela triste
Yo soy un moro judío Que vive con los cristianos No sé que dios es el mío Ni cuales son mis hermanos
Y a nadie le dí permiso Para matar en mi nombre Un hombre no es más que un hombre Y si hay dios, así lo quiso El mismo suelo que piso Seguirá, yo me habré ido Rumbo también del olvido No hay doctrina que no vaya Y no hay pueblo que no se haya creido el pueblo elegido"