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sábado, 13 de marzo de 2021

Mi credo poético

Arte en los muros de mi Villa Pueyrredón, 
el barrio donde voló mi infancia.)



Creer en el colibrí


Creer en el colibrí, en su aleteo febril,

Trasplantar todo un cantero en flor, bajo el sol de pleno enero,

Contra la jardinera sapiencia de mi bendita ancestría,

Contra la contrariedad de toda la sombra del árbol familiar...

Y, aún así, perfumarlo 

en las macetas de barro de ese jardín urbano que yo enaltecí.



Creer en el colibrí, en que por fin llegará a mí,

hacerle ofrendas de azúcar y pétalos resecos,

esperarlo, de rodillas, 

orando al pie de un viejo banco heredado,

canturrearle mi poesía y, de pie, al alba, 

ahora, 


en el ocaso de mi fértil fémina cincuentena,

 esperarlo con manos tendidas,

con ojos cansados,

oídos alerta,

corazón en mano,

por horas, por días, por meses, por años.

 

Creer en el colibrí, 

desear atar a mi pluma de su aleteo sutil,

despertar de madrugada, 

con sus alas de colores pintadas hasta en mis párpados,

bajar las escaleras, a pie juntillas, a oscuras,

a escondidas de los ojos de los míos


que descreen que ha de venirme un día.

Salir al jardín, invocarlo,

 a boca de jarro, como me sale a mí...

Intentar volcar su vuelo en el papel de un anotador gastado,

sólo por verlo volar sobre mi vida 

por fin.

 

 

Creer en el colibrí:

Un acto de fe cotidiano;

Creer en el colibrí.

Desear cada día su caricia;

Vivir para aprender, como él, a volar

descalza, aleteando el mero instante fugaz .


Este es mi credo poético, 

mi poesía de vida, 

esto es para lo que yo nací.


(En La Plata, en plena fuga, exiliada de la vida adulta, por unos días,

en febrero 2021.)


A boca de jarro

 

lunes, 8 de marzo de 2021

Double-think...Think twice...




“Big Brother is Watching You.”― George Orwell, 1984





“Sanity is not statistical.”― George Orwell, 1984

Miguel de Unamuno: "El talento no está sujeto a comicio."


“Nothing was your own except the few cubic centimetres inside your skull. ”
― George Orwell, 1984




“We shall meet in the place where there is no darkness.”― George Orwell, 1984




“But if thought corrupts language, language can also corrupt thought.”
― George Orwell, 1984




"How can I help it? How can I help but see what is in front of my eyes? Two and two are four."
"Sometimes, Winston. Sometimes they are five. Sometimes they are three. Sometimes they are all of them at once. You must try harder. It is not easy to become sane.”
― George Orwell, 1984






“Reality exists in the human mind, and nowhere else.”
― George Orwell, 1984








“Doublethink means the power of holding two contradictory beliefs in one's mind simultaneously, and accepting both of them.”
― George Orwell, 1984

miércoles, 3 de marzo de 2021

El violinista del Mitre

Amedeo Modigliani - "Juan Gris" Retrato, 1915, Metropolitan Museum of Art


"Quiero ver, quiero entrar
Nena, nadie te va a hacer mal
Excepto amarte
Vas aquí, vas allá
Pero nunca te encontrarás
Al escaparte
No hay fuerza alrededor
No hay pociones para el amor
¿Dónde estás? ¿Dónde voy?
Porque estamos en la calle
De la sensación...
Muy lejos del sol
Que quema de amor"

                                                                         Serú Girán, 1978


     Todos sentados con la boca oculta detrás de nuestros barbijos, como ovejas con bozal de un rebaño sin pastor, sin cura, sin vacuna y sin destino. Algunos miramos por la ventana al Buenos Aires devenido en páramo, una triste sombra del querido que ha sido. Otros no sacan sus ojos de la pantalla adictiva de sus celulares, en busca de otra app para obtener el permiso que tenemos que tener para que se nos permita transitar el territorio en el que hemos nacido, y al cual, aún sin libertad, seguimos edificando, intentando sanar, educar, aprender, vender - pese a todo y mal que les pese -, día a día, a fuerza de trabajo honrado, forzado, mal pagado, y se me hace que hay que sacar permiso hasta para pensar, para ponerlo en términos borgianos. Muchas veces este vagón de tren se me hace, en verdad, orwelliano, y "me percibo" Winston, encerrado en el cuartucho 101 bajo las luces del torturador que desde la app de mi celular - que, bajo esta luz porteña de hoy, me obnubila -, me pregunta por mi género, cuando Gran Hermano predica que eso es mera percepción: ¡menuda contradicción! Entonces viajo atrás en el tiempo, pero voy más allá de 1984, porque este cuento no me lo contaron: lo viví yo acá mismo, y es una película de terror que se repite en la pantalla a pesar de que no todas las ovejas de la granja se percatan ni se rebelan, una pesadilla recurrente que me despierta de madrugada, empapada de sangre, sudor y lágrimas.

En eso siento un vibrar de cuerdas tenue en mis oídos, levanto los ojos de mi celu, y me encuentro con los ojos de un artista de las cuerdas, con su mirada cansada, herida, y con su violín al hombro y un carrito donde carga con su amplificador y su netbook, plateada y baqueteada, con las pistas preparadas. Viste de gris, y grises son las ojeras que se asoman por sobre su barbijo gris, que denotan una pena, la ruidosa desazón del estigma que reclama ser tocado y sanado de alguna que otra manera. Todo en él exuda la cristiana tristeza del estigma. Saluda, y nadie mira, nadie escucha. Quito mis auriculares de las orejas - que me auxilian a la hora de evadirme de los riesgos que estoy corriendo al usar transporte público en la tierra de los permisos digitales para obnubiladas ovejas acorraladas por siniestros empleados del Ministerio del Nosepuede que esperan en los andenes para llevarnos al matadero cuando nos cazan con el permiso del voto sin el permiso de subir al tren. 



by Shan Hur (@shanhur#shanhur #tambaran2gallery


Clavo la vista en las clavijas del terciopelo del instrumento, que él afina con destreza y dedos finos y largos, como sacados de una pintura de un Modigliani, pancita cervecera, pelo revuelto y uñas largas pero limpitas, como nos han enseñado en casa a tantos. Presenta su próxima pieza. Aún me quedan dos estaciones para llegar a destino. Deseo ferviente de no llegar nunca, de escucharla toda, entera. Y se abre, estalla, majestuosa, en el vagón adormilado e indiferente del ferrocarril Mitre rumbo a Retiro, "Seminare", y se recrea toda mi adolescencia, aquel grito de rebeldía ante una dictadura que ha vuelto a perpetrarse en esta tierra, de donde, ahora, son mis hijos quienes quieren irse. ¡Qué gran tristeza me embarga! Cuánto resueno con esta melodía cuya letra casi ya he olvidado de tanto seminario andado en tristezas, decepciones y fracasos. Me pongo de pie, manoteo un veinte todo arrugado, descolorido, devaluado, tal como el arte que encarnamos. Se lo pongo en su bolsito gris y le digo:

- Me alegraste el viaje... El día, la vida entera, te diría.

Palpa mi alma por mis gustos musicales. Le doy la misma respuesta que al de la guitarra de la otra vez, respuesta ensayada, por no pecar de demasiado entusiasta, de desubicada, siempre temiendo ser mal leída por loca, por puta, pero me lo llevaría a casa, sí, claro, yo lo adoptaría, para calmar esta sed de maternar arte, esta abstinencia feroz de museos y de libertad de movimiento que me quema como el sol de este mediodía. Y no puedo evitar la intrusión del pensamiento en medio de la emoción que me embarga y que me pone en deuda con mi fe: nuestros pastores deberían adoptar a las ovejas descarriadas en lugar de dar sermones desde sus altares blanqueados en sus huérfanos templos abarrotados de arte y tantas veces cerrados bajo candado tras negras rejas.

- Me va casi todo de lo bueno. Pero me puede Sting.

Se abren las puertas en el vagón del Mitre. Tengo que dar el paso para irme al trabajo y dejar a mi arte afuera, porque el arte no es trabajo, tal como nos han enseñado. 

Camino bajo el sol del mediodía en la ciudad de la furia. Arranca el tren. Y reverberan en el andén semi desierto los acordes de "Shape of my heart". Alguna vez yo la traduje,  ahora que pienso, pero casi ni me acuerdo. Y se me hace que la escucho en la versión que yo traduje, cantada en español por una bella voz, no la que encontré en YouTube, precisamente, en ese tren que jamás me llega, pero en este viaje acompañada por la ejecución perfecta del violinista del Mitre.




Soda Stereo - En La Ciudad De La Furia (Gira Me Verás Volver)


"Ese destino de furia es
Lo que en sus caras persiste"
Gustavo Cerati


A boca de jarro
.

martes, 2 de marzo de 2021

Se ofrece recompensa (En tiempos de Pandemia)





Se ofrece recompensa
a persona que encuentre
los pasos extraviados
de Libertad Perdida.

Llegaba de mañana
para abrirme las puertas,
a vencer mis picaportes
sin temor a la muerte.

Y cuando anochecía
-la hora de mi angustia-
me regalaba abrazos
y no de los virtuales.

Busqué en las calles vaciadas,
busqué en las avenidas,
en los templos cerrados,
la busqué en tu ventana.

No hallo rastro de ella,
ni siquiera dormida...
Solía yo soñarla
y ella me amanecía.

A quien pueda orientarme
prometo recompensa:
una sonrisa amable,
sin tapabocas mediante,

una cena íntima y amena,
sin el toque de queda,
sin ningún desinfectante,
un brindis en confianza

un fuerte abrazo, largo, largo, largo,
un apretón de manos,
un beso en la mejilla,
la razón de seguir vivos.




A boca de jarro

jueves, 11 de febrero de 2021

Mi guitarra

 


   Fui a la tienda por más palo santo para quemar.

Estaba sentado en la penumbra, entre esencias, ensimismado en su celular. Levantó sus ojos tristes y su bella melodía tocó el oído de mi afinado corazón, que va por las calles del barrio llorando a gritos mudos, partido de dolor.

-¿Vos ya habías venido por acá, no? - me preguntó, desde la defensa de su mirada esquiva de adolescente herido.

- Sí, vine hace unas semanas, pero me atendió un señor mayor, tu abuelo...

-No, ese señor es mi papá... No, todo bien, no te preocupes, todos se confunden...

Tuve que reparar el quiebre intermitente que mi presunción apresurada había generado en la conexión que los dos necesitamos. Entonces eché mano a su guitarra.

-Vos estabas con tu guitarra recién arreglada. ¡Es hermosa tu guitarra!

-¡Ah, sí, mi guitarra! Ya hace tiempo que no la toco. Ese día volvíamos del luthier, de hacerle cambiar una cuerda. Llevaba meses rota, pero en los primeros meses de la pandemia no había dónde llevarla a arreglar.

Y supe más, y, esta vez, mejor. Creo que supe todo, aunque ya debería haber aprendido a dejar de suponer que sé tanto.

-¿Vos componés?-, lo interrogué, con una sonrisa que, por estos días, me duele como una queja.

-Sí... bah...  yo... hace rato que no escribo... con esto de la pandemia... ¿Viste cómo fue?

Fue como un relámpago de revelación divina, una epifanía literaria bien ejecutada, instantánea y fugaz, honda y reverberante, casi perfumada. Fue como ver mi propia sombra resonando en su mirada esquiva.

-Vos sos un artista. Tenés que componer.

Se me cagó de risa con el desparpajo del que se desconoce en su más profunda esencia inexorable - de quién aún no sabe de qué madera está hecho -, mientras me embolsaba el palo santo que yo estaba a punto de pagarle. Entonces fui por más:

-Igual que mi hijo, te me cagás de risa en la cara. Creéme, yo sé lo que te digo: vos naciste artista. 

Lo sentencié: un hachazo de vida y muerte directo al corazón.

Se quedó colgado, prendado, me indagó en mis gustos musicales, me palpó el alma con sus ojos tristes, porque en ella se encontró con su propio eco de cuerdas gruesas, borbona letal. Fue mucho para procesar en mi primera tarde de caminata después de meses de encierro mental. Me prometió que, la próxima vez que vaya por palo santo, me la va dejar tocar.


Javier Limón, Juan Luis Guerra, Nella - Mi Guitarra (Lyric Video)




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