Con retazos de poesía hilvanada
intentaré bordarte algunos versos;
vos ya sabés, amor, no soy poeta,
y con agujas no llegaría lejos.
Pero es que quiero tocarte en el deseo,
dibujarte una sonrisa en el ombligo
para encender tu alma somnolienta,
para atizarte a modo de exorcismo.
Voy a decirte estos versos al oído
empapando el repulgue de tu oreja,
procuraré obviar los sustantivos
y con verbos conjugar este conjuro:
vagaré por tu vientre vespertino
haciendo noche en el cuenco de tu boca,
beso a beso llegaremos a destino.
beso a beso llegaremos a destino.
No me pidas que la rima sea perfecta,
ni tampoco la medida: ¡no es lo mío!
Me doy por satisfecha si, por breve,
en vez de una, me leés dos veces.
Hoy sólo quiero hacer magia a carcajadas.
La alegría es la sal de cada día
y el sexo, su consumación salada.
A boca de jarro