Para mis sobrinos
Era un día de un calor de locos y sólo daban ganas de saciar la sed. Le pregunté si prefería la gaseosa en latita o en botella simplemente porque soy la encargada de malcriarlo: daba exactamente igual.
- Me da lo mismo, tía. Lo único que no me gusta es cuando está vieja.
- ¿Qué querés decir con que está vieja?
- Que ya no tiene gas...
Me fui riendo a la heladera y al acercarme a la botella se me ocurrió pensar que darle una latita no es cuestión de malcriar. El chico tiene razón, después de todo, y esgrimió sus argumentos con total naturalidad. Es perder la efervescencia lo que te hace vieja.
©A boca de jarro
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